La historia que narra es la memoria de una vida. El cura de un
pueblecito de Aragón llamado por todos Mosén Millán, cura típico, de los
de toda la vida, más o menos es de la época en que la República tomaba
auge en España de manera diferente en las capitales que en el campo,
recuerda la vida de un muchacho mientras es la hora de celebrar su
funeral, unos breves e intensos minutos en los que la espera se hace un
sopor por el recuerdo de una vida que él contempló muy de cerca. Paco
“el del Molino” lo llamaban, y él lo vio nacer, lo bautizó, lo tuvo de
monaguillo, le dio la primera comunión, lo preparó para la confirmación,
lo casó… y ahora celebra su funeral, una vida muy corta para tanta
vida.
La muerte de Paco fue una de esas muertes terribles, una de
esas muertes políticas, una de esas muertes propiciada por tener ideas
propias, una de esas muertes que sus verdugos aprovechan con descaro
para imponer su ley y luego van al funeral a llenarle el bolsillo al
señor cura para limpiar sus conciencias, y esto a nuestro sacerdote lo
desquicia… pero en silencio, siempre en silencio.
Réquiem por
un Campesino Español es una de esas historias rurales atemporales y que
podemos situar en cualquier parte del mundo pero que solamente en
España, la España del campo, toma tintes de grandeza. Sus personajes
están perfectamente construidos, vamos conociendo sus vidas, hábitos,
alegrías y miserias conforme el libro se va adueñando del lector,
poquito a poco, sin darse uno cuenta, y acaba con el alma sobrecogida
ante una novela tan visual, porque cuando yo la leí no veía letras, eran
puras imágenes las que danzaban ante mis ojos hoja tras hoja.
No hay comentarios:
Publicar un comentario